En 1965, René Laloux vuelve a trabajar con Roland Topor en un nuevo cortometraje animado. La animación, hecha a partir de fondos y recortes, nos ofrece una visión surrealista sobre unos pequeños moluscos que vendrán a destruirlo todo.
Ganadora de toda clase de premios, esta cinta es el antecedente inmediato de Planeta salvaje: cinta clásica de ciencia ficción que se convertiría en el trabajo más recordado de Laloux.
Alain Goraguer, jazzista y gran instrumentalista, preparó la música para esta breve producción (también lo hizo para Tiempo muerto y lo haría para Planeta salvaje).
Sin más preámbulo, los dejo con esta breve animación.
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