Seguimos metidos en el animé relacionado al género de la
ciencia ficción, así que agárrense.
En un futuro muy cercano, un extraño fenómeno
gravitacional devasta la capital de Japón (en el manga es un terremoto lo que
sacude aquella ciudad, ¿suena familiar?). La reconstrucción de aquel país se
financia en parte gracias a Deadman
Wonderland (La tierra del
hombre muerto): un espectáculo de atracciones donde los prisioneros son
sometidos a todo tipo de juegos crueles y mortales.
Ganta Igarashi es un estudiante de secundaria común y corriente que disfruta la
vida con sus amigos. Un día se percata de que levita en la ventana un sujeto
disfrazado y bañado en sangre, quien observa fijamente a la clase. A
continuación, un extraño poder salido del mismo destruye el salón matando a
todos los alumnos excepto a Ganta (el hombre rojo, que es como el chico
llama al asesino de sus compañeros, deposita un extraño cristal rojizo en el
pecho del joven antes de desaparecer).
Una vez que el chico es
acusado injustamente de ser el autor material de la explosión, se le condena a
ser miembro del parque de atracciones ya mencionado. Después de ser instalado
en la cárcel, se le implanta un collar metálico cuyo veneno se liberará hasta
matarlo si antes no ha participado en los juegos mortales para obtener, entre
otros servicios, un dulce que funge como antídoto. En aquella cárcel conoce a
Shiro: una chica albina que lo ayuda a sobrevivir de todo tipo de problemas.
En una de tantas
vivencias, Ganta descubre que posee los mismos poderes
que el hombre rojo y que puede arrojar toda clase de proyectiles y materializar
armas al instante utilizando solamente... ¡su sangre!
Cuando Ganta conoce a más presidiarios con las
mismas habilidades, trata de huir con ellos de aquel lugar de pesadilla para contarle
al mundo las bajezas a las que han sido sometidos, sin embargo, aparecen otros
villanos con varias habilidades que los hacen aún más fuertes que los
prisioneros que desean escapar y quienes frustran la huida.
La crueldad de aquella
cárcel recuerda obras como La gran marcha, de Stephen
King: para lograr sobrevivir
es necesario que otros mueran. De la misma forma, la serie toma elementos de la
carrera por la sobrevivencia y la tortura de los criminales como atracción en
películas como The Running Man (inspirada
en la novela de King).
La banda sonora es de
lujo. Basta con mencionar que el opening es un orgasmo musical que hace un
guiño a los intereses muy particulares y escalofriantes de los dueños de aquel
parque de atracciones. Mientras tanto, el ending viene a ser una canción un tanto
femenina, quizás hasta fresa, pero con un toque agridulce.
Los doce episodios
concluyen en un final muy abierto en el que quedan muchísimos cabos sueltos,
mas la serie tiene como virtud que no trata de convencer al espectador de que
el sistema tenía irremediablemente que colapsarse, o que Ganta tenía que demostrar su inocencia
simplemente porque es el bueno de la historia.
En octubre de 2011 ha
salido la OVA (Original Video Animation) de Deadman Wonderland. En muchos casos, las OVAs replantean
la historia contada; otras veces, funcionan como secuelas o precuelas. En este
caso, la OVA en cuestión es como un episodio normal. Su historia nos habla de Senji (uno de los amigos de Ganta) antes de ser encarcelado. A diferencia
de otras precuelas, ésta tiene como virtud que no busca embonar forzosamente
con la serie y deja muchos cabos sueltos para que el espectador decida cómo fue
que el personaje llegó a aquel parque de atracciones.
En conclusión, una serie
atractiva y llena de aventuras. Siendo una especie de gore muy suave, apantalla sobre todo con un
final que provoca escalofríos a más de uno.
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