El desarrollo de la ilustración en Japón deviene de hace varios miles de años. A
diferencia de la cultura occidental donde la industria cultural (Adorno y Horkheimer;
1969) es reflejo de los intereses de la gran mayoría, de la masa consumista, los
japoneses, aunque mantienen cierta relación cada vez más fuerte con la cultura
occidental, siguen manteniendo intactas muchas de sus tradiciones, prácticas,
simbolismos y pensamientos de antaño. En el caso del manga es el resultado de esta
transposición, entendido como procesos de apropiación e interpretación en la
circulación de los textos (Steimberg; 1993), entre un mundo religioso, milenario y una
vida citadina altamente tecnificada, en plena relación con prácticas y productos
culturales alrededor del mundo. Podríamos definirlo como un cómic, al estilo
estadounidense, sin embargo, aunque su división y características a simple vista nos
hace demostrar su similitud, rápidamente podemos encontrar que no es así.
El texto breve puede ser leído aquí
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