Recuerdo cuando hace varios años la película / documental
¿Y tú qué fregados sabes? Hizo de las suyas y atrajo a miles y miles de
personas con la idea de que uno puede cambiar su destino cuando lo desee
(amparándose, extrañamente y sin ningún fundamento, en la mecánica cuántica).
En todos lados
se cuecen habas, y Japón no podía ser la excepción. La ciencia feliz, secta
creada por Ryuho Okawa, al parecer ofrecía las enseñanzas de Buda de una forma
poco ortodoxa. Entre las estrategias para atraer incautos, El renacimiento de
Buda se convirtió en uno de sus productos principales.
La película nos
habla sobre una joven estudiante que comienza a ver los espíritus de aquellas
personas que se han suicidado o de aquellos que han adoptado una ideología
materialista y atea. En breve, la chica tendrá que enfrentarse a una poderosa y
manipuladora secta (me imagino que Okawa se habrá mordido la lengua en varias
ocasiones) cuyo líder busca la atención del público para dominar, en primer
lugar, a todo Japón, y, posteriormente, al resto del mundo.
Pero la cosa se
pone mejor. El mismísimo Buda reencarnado, todo paz y amor, mantiene a su
pequeño pero fiel séquito, y gracias a su poder, fe y bondad, se encargará de
darle su merecido a la mencionada secta para así regresar la paz al mundo.
La película en
realidad es un panfleto descarado en el que casi no sucede nada interesante. Las secuencias
en donde Buda (es decir, la secta de Okawa) ofrece sus enseñanzas son cansadas,
larguísimas y hacen que toda la producción decaiga.
Una de las
escenas más absurdas es aquellas en la que comienza una invasión alienígena, y
gracias al poder de la fe y de la luz los invasores son repelidos (haberlo
dicho antes: los personajes de La Guerra de los Mundos o Día de la
Independencia se hubieran ahorrado muchas peripecias).
En definitiva, una
producción tramposa, aburrida, absurda y de poco interés que ofrece un vistazo
de cómo una secta puede utilizar todos los medios posibles para difundir su
mensaje.
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