sábado, 19 de julio de 2014

La guarida de la serpiente blanca

Este fin de semana iniciamos en la Cineteca Nacional con el ciclo “La animación japonesa de posguerra”, películas de animación japonesa de distintas épocas en las que el talento de los animadores de su tiempo sobresale por doquier. La guarida de la serpiente blanca, primera cinta que he visto del ciclo, es presentada por el mencionado recinto para cinéfilos así:

"La primera película de animación japonesa a color es una adaptación del cuento chino La leyenda de la serpiente blanca. La razón de utilizar una historia china era la reconciliación entre ambas naciones. Cuando era joven, Xu-Xian tenía como mascota a una serpiente blanca, pero sus padres lo obligaron a deshacerse de ella. Años más tarde, la serpiente se transformó mágicamente en la hermosa princesa Bai-Niang y se reencontró con Xu-Xian".



   Lo primero que sale a la vista es que la animación está muy bien hecha para 1958 (hay cintas de animación de los 80’s que no tienen semejante calidad). Los personajes están bien delineados y tienen tanto atractivo que el espectador, esperando apenas ver un clásico, se encuentra con una película muy interesante, bien contada y con grandes dosis de humor.

   La historia nos habla sobre los conflictos para encontrar al amor. Bai-Niang es una serpiente mágica, mas se enamora de un ser humano. Cuando la relación parece haberse consolidado, un brujo enemigo de toda clase de espíritus malignos aparece en escena para frustrar el noviazgo. Pero el brujo no es ni bueno ni malo, sino un enemigo de los espíritus un tanto cerrado que cree que todo ser sobrenatural es demoníaco. Sin embargo, a la larga, descubrirá lo contrario.

   Los animales en la cinta tienen un gran papel. Dos animalitos, amigos de Xu-Xian, harán lo imposible por ayudarlo e incluso pondrán en su lugar a una peligrosa pandilla de animales que se dedica a robar a los comerciantes. En esta parte, la cinta adquiere un valor infantil muy divertido y que hará reír a niños y no tan niños.

   La visión de una China tradicional también sobresale en la película. En un tono costumbrista, el espectador puede descubrir con gran detalle cómo era aquella sociedad antigua costera de comerciantes y cirqueros.

   No está de más resaltar que la banda sonora es de primer nivel al grado que transporta completamente al espectador a una China antigua. Del mismo modo, la trama es riquísima en situaciones, factor que garantizará que el espectador no se mueva de la butaca.

   En resumen, una cinta clásica de animación japonesa que homenajea a su vecino chino y encantará a chicos y grandes.





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