domingo, 19 de octubre de 2025

Excepción

 


Netflix sigue apostando fuerte por el anime, pero no solo aquel con calidad 2D: las series hechas por completo con CGI siguen produciéndose, aunque esto no sea del agrado de todos los fanáticos. Muchas veces, en lugar de mejorar la fluidez de la obra, este tipo de animación la entorpece y ofrece personajes que parecen sin vida. Para el caso que ahora comentamos, la serie Excepción ofrece una historia por demás atractiva y singular, todo ello pese a que el CGI no funciona del todo.

   Esta producción, adentrada en los géneros de la ciencia ficción y el terror espacial, llamó la atención desde su anuncio no solo por su formato CGI, sino por el peso de sus creadores: una historia original de Otsuichi (Hirotaka Adachi), diseño de personajes del legendario Yoshitaka Amano (Final Fantasy, Vampire Hunter D) y una banda sonora del icónico Ryuichi Sakamoto.

   Ambientada en un futuro muy lejano, la humanidad se ha visto obligada a abandonar la Tierra, mientras que un equipo de clones es enviado a un planeta distante con la misión de terraformarlo. Los miembros de la tripulación son creados mediante una avanzada impresora biológica 3D (el re-impresor), pero un fallo en el proceso provoca que Lewis, uno de los tripulantes, quede con una terrible deformidad. Este suceso desata una espiral de terror y sospecha dentro de la nave, aludiendo a la clásica premisa de “hay un traidor entre nosotros”, pero llevándola a un plano más existencial.

   La narrativa de Excepción es su punto fuerte. Se trata de una meditación profunda sobre qué significa ser humano en un universo donde la vida puede ser impresa, replicada o incluso borrada con un solo comando. La serie se enfoca en el drama psicológico y la filosofía, más que en la acción constante, lo que sin duda dejará satisfechos a los amantes de la ciencia ficción más introspectiva.

   La combinación de géneros resulta muy bien llevada. Si bien al principio estamos frente a una serie sci-fi en la que los elementos de terror sobresalen cuando un monstruo persigue a los personajes dentro de la nave, en breve la historia va cambiando de registro al jugar con el misterio, el tono detectivesco y las conspiraciones, entre otros elementos. Así, la trama consigue mantener al espectador con una línea argumental que nunca aburre ni se detiene.

   El formato de anime CGI siempre es divisivo, y en Excepción lo es aún más. La animación en general es fluida y los fondos son espectaculares, capturando la inmensidad y el frío vacío del espacio. Sin embargo, su gran problema es el diseño de personajes de Amano, conocido por su estilo etéreo y elegante, se traduce en modelos en 3D con movimientos que, a veces, se sienten rígidos y artificiales. La animación de los personajes resulta a su vez pobre y deslavada, restando mérito a la gran historia que nos están contando.

   La banda sonora compuesta por Ryuichi Sakamoto es, sencillamente, fantástica. Su música no es un mero acompañamiento, sino una parte fundamental de la atmósfera de la serie. Las composiciones son melancólicas, etéreas y tensas, acentuando la sensación de aislamiento y la carga filosófica de la trama. Para muchos, solo la partitura musical ya justifica el visionado.

   En definitiva, Excepción es una serie que pide paciencia, especialmente para acostumbrarse a su estilo visual. No es un anime al uso de acción vigorosa, sino una pieza de ciencia ficción cerebral que se toma su tiempo para explorar la psique de sus personajes clonados y el dilema moral de la vida artificial. Para quienes buscan buenas reflexiones, una atmósfera única de terror y sci-fi, así como una gran banda sonora, esta serie es para ustedes. Como una historia corta y ambiciosa, pese a su imperfecta ejecución visual, resulta profunda y satisfactoria en su narrativa y su música. Sumamente recomendable para quienes buscan algo diferente en el catálogo de Netflix.


domingo, 5 de octubre de 2025

Ōyukiumi no Kaina


En esta ocasión terminamos con la reseña del último anime basada en la obra del mangaka Tsutomu Nihei, quien se ha especializado en contar sofisticadas historias de ciencia ficción ubicadas en mundos y futuros muy lejanos. Ya comentábamos en reseñas pasadas obras como BLAME! y Sidonia No Kishi, por lo que en esta ocasión regresamos a los mundos alienígenas lejanos de la mano del CGI de Polygon Pictures, aunque debemos decir que esta última adaptación no consigue despegar del todo.

   Ōyukiumi no Kaina (Kaina of the Great Snow Sea) es una serie de anime sci-fi que destaca por su spectacular diseño de otro mundo y una curiosa trama. La historia arranca cuando Kaina, el joven del Velo Celestial, rescata a Ririha, la princesa de Atland, quien ha ascendido en busca del Sabio del Velo para salvar a su pueblo. El encuentro entre ambos personajes es el catalizador para una aventura épica que los obliga a descender al Mar de Nieve.

   El anime se desarrolla como un clásico viaje de fantasía y ciencia ficción, donde la pareja protagonista debe navegar entre conflictos políticos, descubrir la verdad detrás del Gran Mar Nevado y la función real de unas gigantescas estructuras conocidas como los Árboles Orbitales. La narrativa, apurada por momentos en sus 11 episodios, mantiene buen ritmo, centrándose en temas de ecología, guerra y la esperanza de un mejor futuro.

  El mayor atractivo del anime es su escenario alienígena. En aquel mundo lejano, todo ha sido casi completamente engullido por el Gran Mar Nevado: una vasta extensión de nieve que hace que la superficie sea inhabitable. La poca civilización que hay todavía se aferra a la subsistencia. Uno de los atractivos justo es el Velo Celestial, una membrana que conecta las copas de los gigantescos Árboles Orbitales, donde vive el protagonista Kaina. Su aldea, aislada y creyente de ser la última, subsiste cazando insectos gigantes. Del mismo modo, el Mar de Nieve resulta curioso y atractivo ya que ocupa toda la superficie de aquel mundo. Las naciones que habitan ahí, como Atland y el belicoso imperio de Valghan, sobreviven en las raíces de estos mismos árboles luchando por el escaso suministro de agua y recursos. El contraste visual entre el blanco puro del Velo y la desesperación de la superficie, todo ello enmarcado por la imponente presencia de los mencionados árboles, convierte a esta producción en una atractiva fiesta visual a pesar de las habituales críticas al CGI de Polygon Pictures.

   Si bien todo parece atractivo, la historia en general es irregular y no logra sostener del todo la trama propuesta. El enfrentamiento entre dos territorios debería ofrecer numerosas escenas de acción y tensión al espectador, pero esto no solo no se logra, sino que la historia decae por completo. Si bien el anime termina de una manera regular, la historia prosigue en una película en la que se resuelven todos los misterios de aquel mundo alienígena de una forma, por desgracia, un tanto atropellada y sin mayor emoción.

   Para los fanáticos del trabajo de Tsutomu Nihei, éstos reconocerán de inmediato la impronta del autor en el diseño de los entornos, las tecnologías avanzadas y el sentimiento de inmensidad del universo. Aunque la historia carece del tono de terror característico de otras obras del autor, ésta mantiene una atmósfera un tanto sombría y misteriosa que busca enganchar al espectador.

   En definitiva, Ōyukiumi no Kaina es una serie que vale la pena ver, especialmente para quienes disfruten de las historias de aventura y drama con un fuerte componente de ciencia ficción y mundos alienígenas. Si bien va decayendo y su película conclusiva no ayuda mucho a elevar la trama, resulta interesante para explorar la mente y las historias propuesta por Tsutomu Nihei.