martes, 29 de julio de 2025

The Twelve Kingdoms / Los doce reinos

 

Poster oficial The Twelve Kingdoms

Continuamos con series de anime épicas y de alta fantasía complejas que desafíen al espectador con dilemas morales y ofrezcan un buen desarrollo de personajes. Para ello es necesario (re)descubrir The Twelve Kingdoms (también conocida como Juuni Kokuki), una gran serie del anime de principios del milenio que está un poco olvidada pero que vale mucho la pena. Para los fanáticos de un isekai mucho más adulto, esta serie es para ustedes.

  Lanzada entre 2002 y 2003, la serie que ahora comentamos se basa en una aclamada serie de novelas de fantasía de Fuyumi Ono. A diferencia de muchas producciones contemporáneas, esta historia no se apoya en trucos fáciles ni en la gratificación instantánea. En su lugar, ofrece una narrativa profunda y madura que explora temas como la responsabilidad, el liderazgo, la identidad y el significado de la justicia.

   La historia comienza con Yoko Nakajima, una estudiante de secundaria que se siente alienada y fuera de lugar en su propia vida. De repente, un misterioso hombre con cabello plateado llamado Keiki la arrastra a un mundo completamente diferente: los Doce Reinos. En esta línea, este no es un isekai donde la protagonista se convierte en una heroína todopoderosa de inmediato. Al contrario, Yoko se encuentra sola, asustada y perseguida en un entorno hostil donde la magia y las criaturas míticas son parte de la vida cotidiana.

   Lo que sigue es un viaje de autodescubrimiento brutalmente honesto. La protagonista debe aprender a sobrevivir, a confiar en sí misma y a tomar decisiones difíciles que la forzarán a madurar a un ritmo acelerado. La serie no se limita a su historia: también nos presenta a otros personajes  con sus propios arcos narrativos complejos ofreciendo diversas perspectivas sobre la vida en los Doce Reinos y los desafíos de sus propios roles.

   En esta historia, el espectador debe olvidarse de las tramas predecibles, dado que se encuentra frente a una historia intrincada de política, mitología y desarrollo personal. Cada arco narrativo se siente significativo y contribuye a la riqueza del universo fantástico propuesto. Asimismo, la transformación de Yoko de una adolescente insegura a una líder fuerte y sabia es uno de los puntos fuertes. No obstante, no es la única: personajes como Shoryu, Enki, y la propia Suzu tienen sus propios viajes conmovedores.

   El universo de los Doce Reinos es vasto y meticulosamente diseñado, con una mitología única inspirada en la China milenaria, sistemas de gobierno fascinantes y criaturas fantásticas dignas de interés. Por otra parte, se tocan temas maduros como la tiranía, la corrupción, el deber, la lealtad y la búsqueda de un propósito. Así, se trata de un anime que invita a la reflexión.

   No podemos olvidar dos aspectos técnicos cruciales: la animación y la banda sonora. Aunque la serie es de principios de los 2000, la calidad de la animación es notable para la época, especialmente en el diseño de personajes y las escenas de acción. Del mismo modo, la banda sonora, compuesta por Kunihiko Ryo, es simplemente espectacular y eleva cada momento dramático y épico.

   Pero como siempre decimos en este blog, no todo es miel sobre hojuelas. La historia nos ofrece diferentes arcos en donde conocemos a toda clase de personajes que solo expanden el universo pero a su vez ofrecen nuevos misterios. El gran problema de la serie es que es inconclusa dado que el estudio suspendió su producción debido a problemas técnicos y de audiencia. Así, la trama continúa luego con unas cuantas OVAs que no aportan gran cosa y dejando al espectador con la alternativa de buscar las novelas originales si es que sabe leer inglés o japonés.   

   En resumen, The Twelve Kingdoms no solo es una serie de anime, sino una experiencia que busca marcar al espectador. Se trata de un testimonio de lo que el género de la fantasía y el isekai pueden lograr cuando se abordan con seriedad y creatividad. Este clásico olvidado de los años 2000 vale la pena ser recuperado para disfrutar de su historia.

 

 


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