Si les gustan las películas de la gustada animación
japonesa y, en especial, las que los hacen desparramarse en lágrimas, esta
cinta sencilla y al parecer sin chiste seguramente encontrarán una grata
sorpresa.
Studio Ghibli es como el Pixar de Japón. Sus
películas son consideradas como bellos trabajos que transportan al espectador a
mundos mágicos sin igual. Pese a que muchas de las historias del estudio son de
fantasía, aquellas que podrían ser “realistas” en realidad convierten lo
cotidiano en algo fantástico.
Y Recuerdos del
ayer no es la excepción.
Isao Takahata,
otro de los grandes de este estudios, estuvo detrás de la dirección de esta
cinta. El propio Hayao Miyazaki estuvo involucrado en la producción.
La historia nos habla de Taeko, una
joven adulta que viaja al campo para pasar las vacaciones con sus parientes. Entre
toma y toma, Takahata nos regala deliciosas tomas costumbristas sobre cómo se
obtienen y preparan diversos cultivos.
Pero la
protagonista trae una especie de fuerte nostalgia por lo que vivió alguna vez
en quinto año de primaria. Así, podemos conocer que en nivel escolar, Taeko tenía talento para la
actuación, tuvo buenos amigos, algunos bonitos amores y algunas gratas
vivencias con la familia.
Con respecto a
esta última, el director nos ofrece un panorama de la familia japonesa en la
que pese a que todos opinan, la figura paterna, seria y lectora del periódico,
es quien tiene al final la última palabra.
En su viaje al
campo, Taeko encontrará el amor y aprenderá que pese a que las vivencias del
pasado fueron grandiosas, uno debe dejarlas ir.
Una de las
escenas del final me parece sumamente conmovedora. En la misma, Taeko viaja de
regreso a la ciudad en medio de tantas dudas y, a manera de símbolo, se
encuentra en el transporte con todos sus compañeros, quienes la convencen de
regresar. Al final, se va sin ellos mientras que la observan alejarse. Esto me
parece una hermosa escena sobre lo bello del pasado que uno al final debe dejar
atrás.
En resumen, una
historia realista y costumbrista que a partir de lo cotidiano nos contará una
poderosa historia sobre la vida misma.
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