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martes, 21 de enero de 2025

Goro Miyazaki: el director fallido del Studio Ghibli

 


Goro Miyazaki, hijo del renombrado director de animación japonesa Hayao Miyazaki, ha sido objeto de críticas y controversia desde que debutó en el mundo del cine con su primera película estrenada en 2006, Tales from Earthsea. A pesar de ser el heredero de uno de los estudios de animación más respetados del mundo, el Studio Ghibli, Goro Miyazaki no ha logrado alcanzar el éxito y el reconocimiento que su padre y el estudio han obtenido a lo largo de los años.

  Considerado como un dibujante competente, dirigió el Museo Ghibli entre el año 2001 y el 2005, hasta que recibió la invitación del productor Toshio Suzuki dirigir su primera película. Pese a los riesgos de lanzar a un director novato y las quejas del propio Hayao Miyazaki, el director que ahora comentamos se lanzó a un camino en la que la enorme figura de su padre lo puso frente a la mira y el escrutinio de todos los fanáticos del estudio.

   Las escasas películas de Goro Miyazaki, especialmente aquellas con el estilo característico del estudio, cuentan con una animación apabullante y los mejores elementos de producción que Ghibli puede ofrecer. No obstante, aquellas producciones en CGI se muestran torpes y con errores técnicos, mientras que los guiones de sus historias resultan poco trabajados y muy mal redondeados, quedando en esbozos que con otro director podrían haber derivado en grandes películas.

   Así pues, comentemos sus pocas producciones para descubrir el lado menos inspirado del Studio Ghibli.

 

Cuentos de Terramar / Tales from Earthsea



En 2006, la película debut de Goro Miyazaki fue un intento de adaptar la serie de novelas fantásticas del mismo nombre de la escritora estadounidense Ursula K. Le Guin. Aunque la película recibió algunas críticas positivas por su animación y diseño de producción, la trama y el desarrollo de personajes fueron ampliamente criticados por carecer de la profundidad y emoción que se espera de una película del estudio.

   La trama sigue a Arren, un joven príncipe que huye de su reino después de matar a su padre, el rey. En su huida, se encuentra con Gavilán, un misterioso archimago que lo ayuda a comprender su destino y a encontrar su verdadero propósito en la vida. A lo largo de su viaje, Arren y Gavilán se enfrentan a peligros y desafíos que los ayudan a crecer y a descubrir la verdadera naturaleza de su relación mientras buscan mantener el equilibrio frente al poderoso y despiadado mago Cob.

   La película inicia con una situación que jamás se termina de explicar y que resulta sinsentido, mientras que la aventura en la historia es sumamente convencional. Asimismo, el mago Cob carece de la profundidad psicológica de otros personajes de Ghibli y apenas resulta ser un villano al uso.

   Originalmente, Hayao Miyazaki quería adaptar los libros de Le Guin, pero la autora no conocía al director y se negó rotundamente dado que todos los intentos por adaptar su saga fantástica habían sido infructuosos dado que los guiones no la convencían. Más adelante, Judith Merril, escritora y especialista en fantasía y ciencia ficción, la convenció para conocer y maravillarse con la obra de Miyazaki. En su momento hubo una conversación en donde la autora sugería crear una historia original de la saga que transcurriera entre los dos primeros libros, mas Ghibli sugirió adaptar los libros 3 y 4. Pese a la promesa de que Miyazaki  no dirigiría pero asesoraría la película, Le Guin dio su consentimiento. A final de cuentas, el resultado final la decepcionó profundamente.  

 

La colina de las amapolas / From Up on Poppy Hill



Para 2011, la segunda producción del director que ahora comentamos fue una película más convencional en términos de trama y personajes, pero recibe ayuda en el guion por parte de Hayao Miyazaki al grado de convertirla hasta ahora en la mejor película de Goro Miyazaki. Sin embargo, algunos críticos elogiaron su animación y su capacidad para capturar la esencia de la nostalgia, mientras que otros la encontraron predecible y falta de originalidad. A pesar de las críticas mixtas, la película fue un éxito de taquilla en Japón y ayudó a establecer a Miyazaki hijo como un director en ciernes dentro del estudio.

   La película es una adaptación del manga shojo del mismo nombre escrito e ilustrado por Chizuru Takahashi y Tetsurō Sayama. La trama sigue a Umi Matsuzaki, una estudiante de secundaria que cuida de su familia y administra una pensión en lo alto de una colina cercana al mar. Un día, Umi conoce a Shun Kazama, un muchacho miembro del club de periodismo, y a Shirō Mizunuma, presidente del consejo estudiantil. Ambos son representantes del Quartier Latin, un edificio antiguo que alberga las diferentes asociaciones y grupos de estudiantes y que corre peligro de ser demolido por la renovación de edificios con motivo de los Juegos Olímpicos de Tokio de 1964. Entre Umi y Kazama surge una profunda amistad que podría verse complicada con el inesperado descubrimiento de un secreto del pasado.

   Esta cinta puede ser ubicada dentro de la temática de historias de la vida / slice of life. Si bien no cuenta con ningún elemento fantástico, el contexto histórico de la ciudad de Yokohama durante las década de los 1960 nos transporta cerca de un momento decisivo en la historia de Japón. Con una trama sencilla pero agradable, la película cumple su cometido para entretener aunque no maravillar a los incondicionales del estudio.

  

Ronja, la hija del bandolero / Sanzoku no musume Rōnya



En 2014, Goro Miyazaki hizo su debut en la televisión con la serie de televisión Ronja, la hija del bandolero. La serie, basada en la novela para niños del mismo nombre de Astrid Lindgren, recibió críticas mixtas por su animación y trama, pero fue elogiada por su capacidad para capturar la esencia de la infancia y la aventura. A pesar de esto, la serie no logró el mismo nivel de éxito que otras producciones del Studio Ghibli.

   La historia sigue a Ronja, una niña que vive en un castillo en lo alto de una montaña con su padre, un bandolero. A medida que Ronja crece, se aventura en el bosque cercano y se hace amiga de Birk, el hijo del líder de un grupo rival de bandoleros. Juntos, Ronja y Birk exploran el bosque y se enfrentan a desafíos que les ayudan a crecer y encontrar su propio camino. La serie es una exploración de temas como la amistad, la lealtad y la identidad, y cuenta con una animación y diseño de producción que no han convencido a muchos espectadores.

   Definitivamente, el CGI no ayuda en nada a una historia poco inspirada y con problemas de guion. La serie, producida por Studio Ghibli en colaboración con Polygon Pictures, muestra una animación tosca y de plástico en la que los personajes parecen simples muñecos. Asimismo, el espectador nunca termina de conectar con la historia, por lo que es mucho más recomendable buscar el libro original o las adaptaciones live action que se han hecho del libro en otros países.

 

Earwig y la bruja / Aya to Majo



Se trata de la última película de animación japonesa hasta ahora dirigida por Gorō Miyazaki y producida y estrenada por Studio Ghibli en 2020. La película es una adaptación del libro del mismo nombre de Diana Wynne Jones (autora del libro El castillo ambulante) y cuenta la historia de Earwig, una niña huérfana que es adoptada por una bruja llamada Bella Yaga y su ayudante, un gato negro llamado Thomas. A medida que Earwig se adapta a su nueva vida en la casa de la bruja, descubre que tiene poderes mágicos y se embarca en una misión para descubrir sus orígenes y salvar a su amigo, un niño llamado Julian.

   Pese al apoyo de Hayao Miyazaki entre bambalinas, esta cinta animada por CGI resulta sumamente problemática para cualquier espectador. Su animación resulta confusa y contiene errores técnicos que pueden sorprender a los seguidores del Studio Ghibli. Tal parece que que los animadores aún no estaban listos para animar una cinta hecha completamente por computadora. Del mismo modo, el guion resulta tan poco desarrollado que tal parece que estamos ante la primera mitad de una película cuya segunda parte nunca fue terminada. Casi nada se resuelve en la trama cuando la cinta termina de manera inexplicable.

   En resumen, aunque Goro Miyazaki ha trabajado duro para establecerse como director en el mundo de la animación japonesa, aún no ha logrado alcanzar el éxito y el reconocimiento que su padre y el Studio Ghibli han obtenido a lo largo de los años. A pesar de sus esfuerzos, sus películas y series han recibido críticas mixtas y no han logrado conectarse con la audiencia de la misma manera que otras producciones del estudio. Aunque sigue siendo un director en ciernes y tiene el potencial para mejorar y crecer, todavía tiene un largo camino por recorrer antes de poder ser considerado el heredero del legado del Studio Ghibli.

 


jueves, 26 de diciembre de 2024

Mamoru Hosoda: ¿el sucesor de Hayao Miyazaki?

Mamoru Hosoda es hoy por hoy uno de los más reconocidos directores de anime a nivel mundial. Su reputación ha despegado luego de que sus películas hayan comenzado a presentarse en algunos de los festivales de cine más cotizados del mundo como el famoso Festival de Cannes. Y es que Hosoda se presenta como un director versátil y con propuesta, además de con un estilo de animación muy personal.

   De acuerdo con la investigadora Laura Montero Plata, una de nuestras máximas expertas de habla hispana en el Studio Ghibli, Hosoda por derecho propio sería el sucesor de Hayao Miyazaki. Desde finales de la década de los 70 ha recibido la inspiración de directores como el propio Miyazaki o Rintaro, e incluso ha trabajado en Toei Animation como en su momento los hicieran Hayao Miyazaki e Isao Takahata (dos de los grandes directores de Ghibli, sin olvidar la sabia y brillante mente de marketing para el estudio que ha sido Toshio Suzuki). Resulta interesante que Hosoda fue elegido en su momento como el director de El Castillo Ambulante, aunque por diferencias con la gente de Ghibli que nunca han sido completamente aclaradas, tuvo que retirarse del proyecto y seguir tocando puertas.

   El director que ahora comentamos mostró su gran talento a principios de los años 2000 con películas para las franquicias de Doraemon y One Peace. Gracias a ello, el estudio Madhouse le dio su primera película de encargo con la que su carrera como director se disparó de forma definitiva.

 

La chica que saltaba a través del tiempo (2006)


Si bien estamos ante una película de encargo, en esta cinta ya se nota el estilo de animación propio de su director. Makoto Konno es una estudiante que encuentra la forma para saltar en el tiempo hacia atrás y corregir los eventos de su día a día. Pero en lugar de usar la habilidad para mejores acciones, Makoto utiliza el viaje en el tiempo a su antojo para vivir de nuevo sus experiencias cotidianas. Pronto, se dará cuenta de que está alterando el tiempo de manera que se presentan consecuencias no esperadas que pueden afectar a otros.

   Una historia fascinante que fue un éxito en su momento en Japón y que discute el problema de las causas y efectos imposibles de vislumbrar si es que realmente existieran los viajes en el tiempo. Ciencia ficción juvenil que no dejará indiferentes a los fanáticos del anime.

 

Summer Wars (2009)



Hosoda llega ahora con su primera película autoral en la que tiene mucho más control creativo. En esta segunda historia su estilo se mantiene mientras que ofrece una trama más que actual: los riesgos de la Inteligencia Artificial y nuestra excesiva actividad en el mundo virtual. Kenji Koiso es un estudiante brillante y una especie de genio de las matemáticas y el mundo digital. Invitado al cumpleaños de un familiar por Natsuki Shinohara, su compañera de clase, de forma involuntaria, Kenji provoca un caos al dejar que una IA se salga de control y colapse todos los sistemas, poniendo en riesgo todo dispositivo conectado a Internet e incluso los sistemas de defensa en Estados Unidos. Los dos protagonistas deberán actuar rápido antes de que sea demasiado tarde.

   De nueva cuenta Hosoda entra en el terreno de la ciencia ficción, planteando los riesgos de la automatización. Uno de los aspectos a destacar es la entrada al mundo virtual y el uso de avatares, tan comunes hoy en día, pero que sobresalen en su animación CGI y transportan al espectador a ese mundo digital que recién se estaba generalizando cuando se estrenaba la cinta.

 

Wolf Children / Los niños lobo (2012)

La tercera película que comentamos es un drama familiar con elementos fantásticos. Hana es una joven universitaria que se enamora de un chico misterioso que resulta ser un hombre lobo. Conforme hagan su vida juntos, una tragedia obligará a Hana a ser madre soltera y a criar a sus dos hijos, quienes también pueden transformarse en lobo. Las dificultades de la crianza, los cuidados para que los niños no sean descubiertos, así como el camino que los niños tomarán una vez sean mayores transportan al espectador a una historia conmovedora que reflexiona sobre la familia y los cambios en la vida.

  La película garantiza diversión pero también lágrimas a todo aquel espectador o espectadora que se adentre de lleno en la historia. Un drama apto para todo público pero con el toque muy personal de su director.

 

El niño y la Bestia (2015)



El director entra de lleno es la alta fantasía al contar la historia de Ren, un huérfano de nueve años que es llevado al reino de las Bestias para recibir entrenamiento. No obstante, Kumatetsu, su nuevo maestro, tendrá toda clase de problemas para entrenar al chico mientras este se adapta al nuevo mundo. En esta ocasión, Hosoda despliega toda su magia e incluso la influencia de Miyazaki para meternos de lleno en una historia fantástica visualmente abrumadora.

   Pero la cinta no solo se queda con lo visual, sino que explora las vivencias y los sentimientos de Ren, su protagonista, en una búsqueda de identidad y de sentido en la vida. Gran desarrollo de personajes y una historia muy a la Ghibli destacan para que cualquier espectador se anime a buscarla.

 

Mirai (2018)


Mamoru Hosoda regresa al drama familiar con una historia sencilla pero conmovedora que tiene como protagonista a Kun, un niño de 4 años enojón y fanático de los trenes que lidia con sus emociones frente a la llegada de su nueva hermanita. En clave real o imaginaria (el espectador debe decidir la naturaleza del viaje), Kun hace un viaje a distintos momentos pasados y futuros para lidiar con los cambios de la vida cotidiana. Las dificultades de la paternidad, la llegada de un nuevo miembro de la familia, y la compleja amalgama de emociones que los humanos vivimos en nuestras mentes son solo parte de las temáticas que son tratadas en esta encantadora historia familiar con toques de fantasía.

   Si en algún momento alguien nuevo llega a la vida del espectador, o alguien se va, esta película es para quien se pregunte por la dificultad de lidiar con los cambios.

 

Belle (2021)


Para quien escribe estas breves líneas, esta película muestra la madurez y el estilo cinematográfico alcanzado por su director. De nueva cuenta estamos ante una historia de ciencia ficción en el que se replantea de la famosa historia de La Bella y la Bestia pero, en esta ocasión, mucho de ello ocurre en el mundo virtual. La cinta sigue a Suzu Naito, una estudiante que perdió a su madre hace un tiempo. Para lidiar con el dolor, Suzu se conecta a un nuevo mundo virtual en donde descubre que puede recuperar un talento que creía perdido.

   Con un juego narrativo atractivo en donde la cámara refuerza ciertas situaciones de los personajes, la historia delinea las dificultades de la vida cotidiana, la pérdida de un familiar, la llegada del amor, el reencuentro con uno mismo y el maltrato familiar. Como su historia más redonda y lograda hasta el momento, Belle puede ser un buen punto de partida para descubrir a Hosoda y disfrutar de su cine.

   ¿Será entonces el sucesor de Miyazaki? Comparte una inspiración con este director y sus películas comienzan a ser éxitos de taquilla y crítica, pero el famoso director de Ghibli, creo, es irrepetible mientras que Hosoda ha encontrado su propio estilo y camino como director.