Hay veces en la que una
serie cuenta con los suficientes elementos (mitología, trama, personajes) que
asegurarían el éxito de la misma. Sin embargo, el exceso de situaciones
humorísticas y cierto relleno hacen que Kaze no Stigma simplemente no tenga la
fuerza y sea fácilmente digerible y olvidable.
En Japón existen diversos clanes que tienen
la capacidad para manipular alguno de los cuatro elementos. Ayano, miembro del
clan Kannagi (quienes dominan el fuego), posee la espada Enraiha y tiene como
misión velar por la seguridad de la ciudad.
Kazuma es su primo y un desterrado del clan
ya que no podía dominar el fuego. En cambio, ahora ha regresado con la habilidad
para dominar el viento. Junto con Ayano
y el joven Ren vivirá toda clase de peripecias para proteger a la
ciudad.
El personaje de Kazuma es por demás
interesante. Se trata de una persona cínica y avariciosa que únicamente está
interesada en llevar a cabo sus intereses muy personales. En cambio, Ayano es
bondadosa y fuerte, mas se carga una gran neurosis que varias veces la meterá
en problemas. Rin es el único personaje tierno y bondadoso que tratará de mediar
en las personalidades chocantes y aplastantes de Kazuma y Ayano.
Pero como decía al inicio, la serie está
demasiado rellenada de momentos chuscos que le hacen perder credibilidad. Los
celos enfermizos de Ayano y sus escenitas muchas veces le quitan todo interés a
la trama. De la misma forma, posee un ritmo y un manejo de las situaciones y los
personajes que simplemente no llega a cuajar nunca.
En resumen, una serie muy menor que no
cumple su cometido pese a tener una buena base y personajes con poderes
atractivos.