domingo, 19 de enero de 2014

Especial René Laloux: “Los dientes del mono”

Pese a ser un fan de la animación japonesa, en ocasiones me agrada mirar hacia otras épocas y países y explorar qué tipo de dibujos animados se han producido. En mis variados descubrimientos, las películas del director de animación francés René Laloux han sabido cautivarme poderosamente.

   René fue siempre un entusiasta de la animación experimental. Sus cintas regularmente se pasean por senderos surrealistas en donde las historias contadas requieren mucha atención por parte del espectador.

   Como fan de este director francés, he tratado de darlo a conocer en redes sociales, páginas web o revistas digitales. Creo que al menos el esfuerzo ha rendido algunos frutos y algunas personas de este lado del charco se han tomado la libertad de echarle un ojo a alguno de sus cortometrajes.

   Así pues, para darle variedad a este humilde blog, a la par de las reseñas de series o películas de ánime que me vaya encontrando, les trataré de ofrecer algún especial dedicado a un director, estudio o temática específica.

   Iniciemos pues con la primera producción de René Laloux.

   Los dientes del mono es un cortometraje de alrededor de diez minutos que ofrece una panorámica de lo que serán los futuros trabajos de Laloux.

   Y es que su trama, absurda y onírica, nos recuerda lo extraño que son nuestros sueños. 

   Siendo una producción realizada cuando este director laborada en un centro psiquiátrico, su extraña y absurda historia fue escrita tomando en cuenta muchas de las sugerencias de los internos.


   Con esto en mente, los dejo con este extraño cortometraje.






viernes, 17 de enero de 2014

Neo Tokyo

Seguimos dándole a los cortometrajes en esta semana, dándonos tiempo antes de entrar al saturado ciclo escolar para estudiantes de posgrado de la UNAM.



   En esta ocasión, nuevamente tenemos una colección de tres cortometrajes en los que de nueva cuenta Katsuhiro Otomo aparece en escena para contarnos alguna de sus interesantes historias de ciencia ficción (véase último cortometraje).

Labyrinth labyrinthos.- Se trata de una historia onírica que nos transporta a través de pasajes extraños, casi imposibles. Una niña y su gato descubren un mundo increíble y bizarro para llegar a un lugar que parece ser coherente: un circo.

El corredor.- En una carrera futurista, el mejor corredor del mundo hará lo imposible para seguir siendo el número uno, incluso si eso involucra que su ser desaparezca y se fusione con la inteligencia artificial que controla el automóvil.



La orden para detener la construcción.- Otomo nos cuenta una historia futurista en la que un joven supervisor es enviado a una ciudad destruida. Pero dicha ciudad está siendo remodelada por miles de robots, quienes tratarán de llevar a cabo las órdenes que han recibido sin importar que haya nuevas órdenes. Aquí de pronto recordaremos a la aparentemente siniestra HAL-9000 de 2001: Odisea Espacial, máquina que en sí no tenía buenos o malos sentimientos, sino que simplemente buscaba llevar a cabo una orden a pesar de que ello implicara deshacerse de los humanos.

   Y pues estos son los breves cortometrajes con sorpresa final incluido. Pese a haber sido realizados a finales de los 80, no pierden su poder visual y tienen aún mucha magia para agradar e impactad al espectador.





  


Memories

Continúan las escapadas habituales para disfrutar un poco de la acostumbrada animación japonesa. Y vaya sorpresa la que me encuentro al descubrir que Katsuhiro Otomo (Akira, Metrópolis, Steamboy), Satoshi Kon (Perfect Blue, Millennium Actress, Tokyo Godfathers, Paprika) y muchos otros increíbles animadores unieron sus talentos para ofrecer al espectador tres poderosos cortometrajes que bien fascinarán especialmente a los fans de la ciencia ficción.



   Pese a que la animación es de 1996, los trazos son magistrales y, asimismo, las historias son atemporales, son frescas y se disfrutan a cada momento.

Rosa magnética.- Quizás se trate del cortometraje más conocido y recordado de las tres producciones. A finales del siglo XXI, una nave cuyos tripulantes se dedican a recoger basura espacial descubre un gigantesco navío varado en una especie de vórtice magnético. Cuando dos astronautas se encargan de explorar el navío descubren que se trata de una especie de casa embrujada tecnológica que guarda fantasmas holográficos. Se trata de un lugar que reproduce las grandes vivencias de una diva de la opera, quien cometió un crimen pasional y cuya memoria informática vaga eternamente por el desierto sideral.

   Se trata de una narración exquisitamente contada y amenizada con la voz de Maria Callas. De la misma forma, la supuesta casa embrujada con su trasfondo tecnológico recuerda poderosamente aquella novela de El castillo de los Cárpatos, de Julio Verne, en donde un supuesto castillo embrujado tiene su chiste gracias a extraños aparatos tecnológicos.

   La historia, escrita por Satoshi Kon, refleja perfectamente una de las grandes obsesiones de este director y guionista: los mundos dickianos, es decir, las historias en las que ni los personajes ni el espectador tienen del todo la capacidad para determinar cuál es la realidad y cuál es la ficción.

Bomba fétida.- Un investigador biomédico regresa al trabajo con un fuerte resfriado. Entre los chismes con los compañeros de laboratorio, varios compañeros le recomiendan que tome de la oficina del jefe unas extrañas pastillas para mejorar su estado de salud. Una vez que ha consumido las cápsulas, y luego de una larga siesta, despierta y descubre que todos los trabajadores de la empresa han muerto. ¿Qué es lo que ha sucedido? Nuestro personaje se ha convertido en una especie de arma letal que arroja un extraño gas que mata al instante a quien se acerque y, de la misma forma, posee una extraña habilidad para descomponer todo artilugio tecnológico que se le acerque. A partir de aquí, el caos en Japón se desatará, mientras que nadie podrá hacer nada para detener a un hombre que no sabe que se ha convertido en la muerte andante.

   La historia está salpicada por doquier de un delicioso y cruel humor negro.  Asimismo, la historia, en un tono socarrón, nos cuenta que por más esfuerzos que se lleven a cabo, el fin de mundo es inminente.




Carne de cañón.- Se trata de una historia de Katsuhiro Otomo contada en un estilo más abstracto y experimental. Una nación militarizada (que recuerda fuertemente las escuelas durante la época nazi) en un mundo steampunk dedica su gran eficiencia para la guerra. Todos los esfuerzos se concentran en disparar un gigantesco cañón para dañar a un enemigo invisible. Otomo nos ofrece un panorama desolador y absurdo, salpicado del fantasma orwelliano y su novela 1984, en el que la gente vive el día a día en una guerra sin sentido.




miércoles, 8 de enero de 2014

School days

Fan service y tomas sicalípticas definen a este breve serie que a primera vista parece una más de sobre la vida estudiantil en Japón.



   Makoto es un estudiante común y corriente que a diario observa sigilosamente a la chica que le gusta. Sea en la escuela, en el metro, en el parque, su amor platónico está ahí.

   Pero por azares del destino, Sekai, la compañera de mesa del salón de Makoto se las ingenia para que éste se acerque a la chica que le gusta. Habiendo hecho su trabajo de cupido, descubriremos que en realidad también está enamorada de su compañero de clase. Y a partir de aquí, la historia con el clásico triángulo amoroso dará comienzo.

   Pese a que Makoto parece feliz con Kotonoha, su ahora novia, pronto descubrirá sus sentimiento ocultos por Sekai, por lo que ocurrirán toda una serie de conflictos y enredos.

   A la larga, la serie nos ofrece un panorama de lo bueno de la adolescencia para pasar a una visión perturbadora: los felices adolescentes, debido a la envidia, los celos y el desamor, mostrarán las peores bajezas del ser humano en donde la traición y la venganza estarán a la orden del día.


   En resumen, una serie que empieza como muchas otras pero que se va desviando hasta mostrar qué tan bajo puede caer el ser humano.





Metrópolis

En 1927, el gran director expresionista alemán Fritz Lang ofreció al público de su época una de las películas más interesantes e innovadoras. Metrópolis, en la visión de aquel director, nos ubicaba en una ciudad futurista y distópica en la que la clase trabajadora llevaba a cabo larguísimas y agotadoras jornadas sólo para mantener la estabilidad y las ganancias de unos cuantos millonarios. Si bien el panorama que la peli nos ofrece nos suena un tanto actual, cabe destacar que la historia nos mostraba uno de los primeros y más famosos robots del cine.





   Y cuál es mi sorpresa al encontrarme una versión animada de aquella mítica película.

    Siendo sinceros, esta cinta, inspirada en el manga de Osamu Tezuka, apenas y toma unos cuantos elementos de la película de Lang.

   Nos encontramos en un mundo futuro y distópico en el que los robots son parte fundamental. Sin embargo, la resistencia social no se ha hecho esperar: son miles de personas las que detestan a estas máquinas, ya que o bien han sido sustituidos por los robots en la industria o de plano los robots son una afrenta divina.

      En una de esas, un detective y su joven sobrino visitan Metrópolis para investigar a una especie de científico loco que ha robado órganos humanos. Conforme avance la trama, el detective, el sobrino y un robot policía tratarán de descubrir los secretos que esconde aquel científico.



   La cinta ofrece una animación portentosa, flexible y sin el menor ahorro de dibujos o escenarios. Cada imagen es distinta y posee una vida propia. De la misma forma, Metrópolis es retratada a detalle al grado de encontrarnos con una ciudad que vive por sí misma.

   Si bien la cinta explora el misterio del robot humanizado, hay que señalar que la historia recuerda fuertemente a muchos de los robots asimovianos. Y de la misma forma, la animación recuerda fuertemente los trazos de Tezuka al grado de que por momentos creemos que estamos viendo algún episodio de Astroboy.


   En definitiva, una cinta visualmente deliciosa que explora toda clase de elementos dentro de la ciencia ficción.




jueves, 2 de enero de 2014

La leyenda de Korra. Segunda temporada: Espíritus

Luego de una primera temporada que complementa muy bien el mundo de Avatar, terminó el año pasado la segunda temporada de La Leyenda de Korra, todo un deleite para los angloparlantes (esperamos que en breve se traiga a los países de habla hispana con el gran doblaje que tuvo la primera temporada).




   En esta ocasión, los seguidores del mundo de Avatar ya no disfrutamos solamente de un excelente complemento, sino de una temporada que se convierte en una excelente y muy digna secuela de La Leyenda de Aang: una serie que ahora está al nivel de su predecesora.

   La historia inicia cuando en diversas partes del mundo se han registrado ataques de espíritus, con lo que aparecerá una nueva amenaza para el equipo avatar.

   En esta segunda temporada conoceremos más detalles sobre la familia de Korra, descubriremos con entusiasmo cómo fue que apareció el primer avatar, nos impactaremos con la aparición de un enemigo tan poderoso o incluso más que Korra en estado avatar. De la misma forma, el espectador podrá reír sin parar, disfrutar de una trama redonda y muy bien construida, pero lo mejor de todo: en esta ocasión la animación será soberbia, deslumbrante, de una calidad que incluso supera a la primera serie.

   A diferencia de la historia de Aang, los productores han buscado una serie en la que cada temporada cierre lo mejor posible.



   Sorprende también que frente a una temporada con tantos espíritus, Korra pasa a ser de un ser muy poderoso a uno más entre muchos espíritus poderosos.


   Definitivamente, si la pueden ver ahora en inglés, no se arrepentirán.  




Blame!

Iniciamos el año con la respectiva dosis de animación japonesa. En esta ocasión, el turno llega para Blame!: una serie de OANs (animación original para internet) de apenas 5 minutos de duración cada una que se vuelven más una invitación a leer el manga.



   ¿De qué trata? La historia nos ubica en un futuro oscuro, anti utópico, en el que donde uno mire encontrará robots, sistemas computacionales y apenas unos cuantos humanos. Aquel lugar extraño y medio pesadillesco será en realidad una esfera de Dyson: un sistema ideado por el astrónomo Freeman Dyson que en teoría rodearía por completo una estrella para aprovechar toda la energía que ésta produzca; obviamente la estructura tendría el tamaño de la órbita de la Tierra. Asimismo, siguiendo la trama, la esfera cuenta con miles y miles de niveles controlados directamente por los seres de silicio, quienes dominan aquel lugar.

   Killy es un humano que viaja a través de los miles de niveles buscando a un humano puro cuyos genes le permitan tener acceso a la red principal. En su búsqueda, y tratando de eludir a unos robots que amenazan con colapsar todo el sistema de la esfera, encontrará a Shibo: una especie de cyborg que ha tratado de acceder a la red principal sin ser cien por ciento humana.



   En sí, la mini serie  es más un experimento visual y sonoro que no cuenta con una historia precisa (por eso digo que es una invitación al manga). Sin embargo, las atmósferas oscuras, extrañas y cienciaficcioneras son cautivantes y atrapan la atención de inmediato.


   En resumen, un experimento visual y sonoro que no dejará indiferente a los fans de la ciencia ficción y de la animación japonesa.