Terminamos esta semana con el ciclo de animación japonesa
en la Cineteca Nacional. He de comentar que la muestra de cintas de distintas
épocas me ha dejado un gran sabor de boca y ha mostrado una faceta distinta de
la animación nipona en la que no todo son series con los clichés de toda la
vida. Como mencioné en una encuesta que se ha realizado por parte de Fundación
Japón en México, sería fabuloso que el próximo año se realizara un ciclo
similar.
Ahora bien, y
sin más preámbulos, en esta etapa final del ciclo pudimos disfrutar, aparte de las cintas de Hayao Miyazaki,
de una cinta premiada en distintos festivales y apreciada por algunos de los
mejores directores japoneses.
Juegos mentales en realidad es una
película difícil de seguir debido a lo intrincado de su animación. Nishi
encuentra en el metro a Myon, su gran amor de la adolescencia. Un viaje de
ambos hacia en restaurante propiedad de ésta y su hermana se convertirá en el núcleo de
extrañas aventuras en la que lo insólito en esta animación está puesto para
envolver todos los sentidos.
Un aspecto
curioso es el tratado que la cinta da sobre la muerte. Una vez que uno de los
personajes muere, se encontrará en una especie de cielo informático en el que
habita un dios muy curioso: extraño, casi incomprensible pero desinteresado de
los hechos humanos, esta divinidad se divierte a costa del sufrimiento de
otros.
Un aspecto
también curioso es cuando los personajes quedan atrapados dentro de una
ballena. Si bien el relato adquiere un tono un tanto absurdo (y recuerda al
relato de Jonás), dentro del estómago del mamífero marino irán ocurriendo toda
suerte de extrañas vivencias que en sí no requieren interpretación alguna.
Mi primera
impresión es que la cinta ofrece una animación cautivante, variable y curiosa
que apoya en sí una trama que a la larga dejará de tener sentido. Sin embargo,
pese a que el sonido y los efectos visuales sobresalen por donde se les mire,
la cinta tiende a ser demasiado alocada y ruidosa, asunto que retará al
espectador a mantener la atención y no salir huyendo (en la primera función de
la Cineteca, de hecho, fueron varios espectadores quienes no resistieron y salieron de la sala a los primeros quince minutos).
En definitiva,
una cinta de animación refrescante, cautivadora e incluso vanguardista que
invita al espectador común del anime a disfrutar de un producto muy distinto a
todo lo que acostumbra ver.
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