En estos días en que hemos escuchado que el Studio Ghibli
ya no hará más películas, creo más conveniente aún seguir hablando de las
producciones que nos han ofrecido y hemos disfrutado. Pompoko, cuya idea
original fue de Hayao Miyazaki y la ejecución corrió a cargo de Isao Takahata,
aparece a la vista como una cinta que muestra la fusión de la perspectiva de
dos directores.
Los tanuki, un
tipo de mapache que habita Japón, tienen una sociedad organizada en el bosque y
cuentan con poderes para transformarse en lo que deseen (incluyendo en humanos).
Pero la expansión urbana comienza a amenazar al bosque, por lo que los mapaches
toman la decisión de utilizar toda su pericia para defender su territorio.
Pese a los
esfuerzos ingeniosos de los tanuki, poco a poco la urbanización avanza al grado
de obligarlos a reorganizarse e incluso tener que vivir en las sociedades
humanas.
La película está
a la altura de la magia de las mejores cintas del estudio. El folclor de Japón
está plasmado de una y mil maneras ofreciendo toda clase de detalles de la
cultura nipona.
Pero también la
cinta bebe fuertemente de las ideas de Miyazaki. El avance de lo artificial, la
pérdida de lo natural frente a los tiempos modernos es retratado en una
historia cuyo final es de lo más agridulce.
Y también
podemos ver la influencia de Takahata. Desde mi punto de vista, el final de la
cinta tiene un fuerte componente de las ideas de este director, e incluso nos
ofrece una visión en la que por más esfuerzos que se hagan, no siempre se
triunfa o si un grupo lo consigue, éste sufrirá ciertas pérdidas.
En resumen, una
película curiosa e interesante que nos ofrece las ideas de dos directores
fusionadas de la mejor manera.
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