Keiichi Hara es uno de esos
directores de anime de rango medio: su fama no es tan desmedida como la de Hayao
Miyazaki, Makoto Shinkai o Mamoru Hosoda. Como creador y director,
frecuentemente ofrece historias interesantes que incluso tratan temas sociales,
aunque el desarrollo de las mismas no siempre es el mejor y muchas se sus
tramas se quedan a medias. Cintas como El verano de Coo, Colorful, Miss Hokusai
o The Wonderland se presentan como ejemplos de una carrera interesante pero que
no ha logrado lanzar a su director a la fama absoluta a lado de los directores
ya señalados. Para el caso que nos ocupa, Lonely Castle in the mirror (2022),
se presenta como un ejemplo más de esta carrera cinematográfica que se ha
quedado un tanto a medias.
Basada en la novela superventas de Mizuki
Tsujimura, la historia nos presenta a Kokoro, una joven que ha dejado de asistir
a la escuela debido al acoso de sus compañeras. Muy pronto, la protagonista
encuentra en un espejo un portal hacia un castillo solitario en medio del mar
que se convertirá en un refugio inesperado. Junto a seis adolescentes con
dificultades similares, mismos que son convocados por la Señora Loba, deberá encontrar una llave oculta y así cumplir cualquier deseo que tengan. A medida
que exploran las habitaciones laberínticas del castillo y se conocen entre sí, descubriremos que cada joven y jovencita cargan con sus propias penas y secretos. En esta línea, la película explora
temas de interés social como el acoso escolar, la salud mental adolescente, la amistad
y la superación personal.
La animación de A-1 Pictures es excelente,
dado que ofrece paisajes oníricos y personajes expresivos que transmiten bien sus emociones. La banda sonora, delicada y evocadora, aunque a veces
demasiado ruidosa, complementa la atmósfera melancólica y esperanzadora de la
historia. En este sentido, no estamos solo ante una cinta con elementos de
fantasía, sino en un drama adolescente y un slice of life conmovedor que resuena
con las experiencias universales de la inseguridad, el aislamiento y la
búsqueda de un lugar al que pertenecer. Así, la película nos invita a
reflexionar sobre la importancia de la empatía y la conexión humana.
Pese a los puntos señalados, la
historia presenta una serie de problemáticas que le restan fuerza a la trama.
Por una parte, el inicio de la historia resulta un poco torpe y la trama divaga
bastante entre explicar al espectador el conflicto central y construir una
temática fantástica que resulta al final muy secundaria y poco explorada. Si bien el
tema del acoso escolar resulta el mayor logro de la cinta, sus lentos giros y
sorpresas tardan demasiado en llegar y son sumamente previsibles. Por otra parte,
quienes han leído la novela original señalan que esta adaptación resulta torpe, pobre y falta
de inspiración, dado que omite muchos momentos cruciales para los personajes.
Personalmente, uno de los aspectos más
fallidos de la película es su banda sonora. Si bien ésta es orquestal y muy
elegante, en realidad no embona con la historia que se está contando, siendo
necesario que se utilizase una música mucho más sutil y calmada para acompañar
a las emociones de los personajes. En algún momento cercano al final, la
orquesta es demasiado estruendosa para un drama adolescente, tratando de
reafirmar las emociones del espectador de una manera un tanto tramposa. Así, la
falta de sutileza en el desarrollo de personajes se busca suplir con un exceso
de sonidos sinfónicos.
En definitiva,
una historia agradable con comentario social y personajes interesantes que
harán agradable la tarde de cualquier espectador. No obstante, conforme avanza
la historia, la cinta se complica la existencia tratando de mantener una historia
coherente empleando algunas trampas para mantener la atención del espectador.