viernes, 14 de febrero de 2014

Bokurano

Hay ocasiones en las que uno se lleva grandes sorpresas cuando compra una serie de animación japonesa. A veces creemos que si hay robots gigantes, entonces estaremos chutándonos la enésima versión de la batalla clásica (y algo desgastada) entre estos cachibaches.



   Pero para mi sorpresa, Bokurano aparece como una serie refrescante, amena, curiosa, humana, y sobre todo, cautivante y aterradora.

   Nos encontramos en una especie de guerra entre las Tierras de miles de universos paralelos. Cada Tierra debe pelear y ganar doce batallas para que sus habitantes puedan sobrevivir, de lo contrario, su mundo y universo se evaporará. Es algo así como una selección natural obligada entre Tierras de distintos universos.

   Luego de que un grupo de niños que andan en unas vacaciones de verano conocen a un extraño personaje que los invita a participar en un juego, ellos descubrirán que se han convertido en los futuros controladores de un robot gigante (un armatoste de casi medio kilómetro de altura). Poco a poco, tendrán que aprender a utilizar el mecanismo de control para comenzar a participar en las batallas.

   La serie no sólo es un reflejo de la vida de diversos personajes. A través de sus amigos, de sus personalidades y de sus traumas, conoceremos sus vidas personales antes de que les llegue el turno para manejar el robot, pelear contra otros robots y así sobrevivir un día más.

   Hay personajes entrañables. En lo personal me perturba aquel chico cuyo padre es un empresario sin escrúpulos que busca lucrar a como dé lugar con las consecuencias de las batallas.

   Otro personaje que llama la atención es una de las niñas, quien mantiene relaciones sexuales con uno de sus profesores. Su historia nos lleva a una de las injusticias de la vida, ya que el maestro que supuestamente la quería en realidad es una especie de depravado que se dedica a espiar y abusar de sus alumnas.

   Hay muchos aspectos que perturban al espectador. El hecho de que por más esfuerzos que se hagan, no es posible liberarse de la obligación de pelear las batallas. También llama la atención la crítica que se hace a la avaricia de las grandes compañías: pese a que el riesgo de que termine el mundo es inminente si los niños pierden una batalla, los empresarios buscan conocer la naturaleza del robot para así lucrar con ello.


   En resumen, una poderosa serie que se desvía de las temáticas tradicionales y nos ofrece una trama que bien cautivará al espectador por la idea de la lucha entre los universos paralelos o simplemente por las historias de los personajes.



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